Un puente a la universidad

El programa piloto ayuda a los estudiantes que abandonaron la escuela a obtener sus GEDs, prepararse para estudios postsecundarios, y completar su primer año.

This article was originally published in The Notebook. In August 2020, The Notebook became Chalkbeat Philadelphia.

Elina Mushimiymana quiere ser enfermera. Wanita Pearce no se ha decidido entre ciencias forenses o comenzar su propio negocio. Siaoni Jackson siente el trabajo social sería perfecto para ella. Y Jasmin Earvin tiene como meta ser dentista.

Hace un año, estas chicas no hubiesen sido candidatas para estas profesiones. Tres de ellas abandonaron la escuela superior. La cuarta, que en ese momento era inmigrante reciente de la República Democrática del Congo por vía de Kenia, no tenía diploma y hablaba muy poco inglés.

Pero en la actualidad, Pearce, Jackson y Earvin ya tienen sus diplomas de equivalencia de escuela superior (GED), y Mushimiymana tomará el examen dentro de poco. Aunque todas enfrentan un largo camino para cumplir sus metas, todas han dado el primer paso matriculándose en un programa piloto de puente en el Community College of Philadelphia (CCP).

Este programa piloto, con un costo de $1.6 millones y operado por la Philadelphia Youth Network (PYN), trabaja con jóvenes que en su mayoría habían abandonado la escuela superior y están trabajando para obtener su GED. Es completamente gratuito para los estudiantes, les ofrece tutorías adicionales y los ayuda a prepararse para la universidad y superar obstáculos personales. También paga por al menos un curso en el CCP y les ofrece asesoría continua por un año adicional.

El programa comenzó en el 2015, y su meta es desarrollar un enfoque rigurosamente diseñado que ayude a jóvenes que se han distanciado del ámbito educativo y profesional a matricularse en la universidad y completar sus estudios. Se espera que el programa piloto se refine en tres años y que luego sirva como modelo para un esfuerzo a mayor escala para establecer un puente a la universidad para los estu­diantes que quieran más educación que un GED.

Está siendo financiado por Jobs for the Future, una organización sin fines de lucro que busca proporcionar oportunidades educativas y económicas, y por el Aspen Institute Forum for Community Service, que apoya iniciativas locales para resolver problemas sociales. Varias otras ciudades recibieron subvenciones similares, pero están empleando enfoques diferentes con el propósito de determinar qué funciona.

“Siempre quise ir a la universidad, ser la primera en mi familia”, dijo Mushimiymana, una estudiante de 21 años que llegó a Estados Unidos hace 18 meses y hablaba muy poco inglés.

“Pensaba que si hablaba con la gente, se reirían por lo que estaba diciendo. Sentía vergüenza”.

Pero con la ayuda del programa, está aprendiendo el idioma y dominando las materias académicas, ya que está tomando tres cursos de inglés como segundo idioma en el CCP y comenzó a trabajar.

“Yo sigo esforzándome. Pero también necesito un empujoncito adicional, y ellos me lo dieron”.

Antes de empezar en el programa, Pearce dijo que se distrajo porque “andaba con gente que no conviene”. Abandonó la escuela superior, pero con el tiempo se dio cuenta de que para tener éxito tendría que regresar al salón de clases.

“Entendí que para progresar en la vida, tenía que regresar a la escuela. … [ahora] voy a la escuela todos los días y estoy aprendiendo algo cada día”.

En años recientes, se han dedicado muchos recursos para prevenir el abandono escolar. Ahora hay un enfoque cada vez mayor en programas de regreso que ayuden a los estudiantes a ir más lejos.

“En el siglo 21 es cada vez más crítico tener una educación postsecundaria para conseguir empleo”, dijo en un mensaje electrónico la vicepresidenta ejecutiva del PYN, Stephanie Gambone.

“Regresar es más difícil para una persona que se ha desconectado. Intervenir a tiempo es una prioridad urgente para lograr que los jóvenes regresen a la escuela y sigan a la universidad”.

Orientación de 12 semanas

El programa piloto de la Youth Network comienza con una orientación de 12 semanas, en la cual se combinan tareas académicas con preparación para la universidad. Los estudiantes aprenden a tomar notas, destrezas de organización, y cómo cumplir sus obligaciones de trabajo y familia con otras situaciones personales mientras asisten a la escuela. Muchos de los participantes del primer grupo, que comenzó el pasado otoño, también estaban tomando cursos de GED en uno de cuatro centros E3 (educación, empleo y empoderamiento) en la ciudad. Los programas E3 ayudan a jóvenes que abandonaron la escuela a obtener sus diplomas y conseguir empleo.

Pero los obstáculos son muchos. Aproximadamente 30 jóvenes solici­taron entrada y comenzaron la orientación, pero solo ocho la completaron y siguieron tomando cursos universitarios. Varios de los que se fueron se están matriculando en el segundo grupo, que comenzará el programa esta primavera.

“Las barreras que nuestros jóvenes enfrentan reflejan todos los problemas sociales críticos que la sociedad también enfrenta”, dijo Gambone. “Muchos están esperando hijos o ya son padres. También son los encargados de cuidar a sus fami­liares. Tienen que trabajar para man­tenerse a sí mismos y a sus hogares, y enfrentan decisiones personales imposibles que pondrán en riesgo su vivienda o su alimentación. Muchos de estos jóvenes han sobrevivido trauma personal”.

La mayoría de los estudiantes enfrentan múltiples barreras, dijo ella. “La compleja e impredecible manera en que esos factores interactúan en sus vidas hace que participar de manera sostenida en un programa educativo sea un gran reto”.

Mirando al futuro

La PYN no es la única organización que está trabajando para construir un puen­te a la universidad, dijo David Tho­mas, decano de la División de Acceso y Participación de la Comunidad del CCP. El programa Advance College Experience (ACE) de la universidad permite que más de 275 estudiantes de escuela superior tomen un curso de verano por $250, dándoles la oportunidad de probar cómo es la universidad y obtener crédito universitario si les va bien.

Otro programa, el ACE + (que obtuvo de la PYN una subvención por dos años de $200,000), les dio a casi 100 jóvenes que no iban a la escuela y estaban trabajando para conseguir sus GEDs la oportunidad de tomar un curso universitario el verano pasado y participar en sesiones de “empoderamiento”, que trataron temas como opciones de carrera, cómo redactar una hoja de vida, y cómo establecer redes de colaboración (networking). Los estudiantes con excelente récord de asistencia recibieron dos estipendios de $100, y todos los participantes recibieron ayuda monetaria para pagar por transporte. Thomas dijo que el ACE+ se ofrecerá nuevamente este verano, pero que hasta ahora, no cuenta con financiamiento para el futuro.

Los programas de puente exitosos necesitan personal dedicado en el que los estudiantes puedan confiar, dijo Thomas. Pero de igual importancia, “tiene que haber un compromiso de lograr que estos chicos vuelvan a soñar. Una vez comiencen a pensar con inspiración les podemos decir qué pasos necesitan tomar, pero tienen que deshacerse del lenguaje negativo y autodestructivo que han escuchado, y aprender un nuevo lenguaje de éxito”.

Para los ocho estudiantes que toda­vía están en el programa piloto de la PYN, el éxito ahora parece posible. Una celebración en marzo les dio reco­nocimiento por completar la primera mitad del semestre universitario.

Pero los elogios estuvieron acom­pañados de un importante recordatorio del coach Jordan Crowe.

“Sabemos que a veces es duro… pero también hemos visto el crecimiento, hemos visto el potencial. [Pero] esto no significa que se detengan”, Crowe les dijo a los estudiantes. “Ya comprobaron que pueden llegar a la mitad; no hay razón para no terminar”.

Jackson, de 20 años, dijo que esas palabras le hablaron directamente. Aunque tiene un trabajo y está criando a dos hijos mientras toma dos clases de universidad, ha persistido.

Se requiere “determinación y perseverancia para seguir”, dijo ella, pero ella continúa porque “de veras quiero lograrlo”.

Dan Hardy es un reportero independiente que cubre asuntos de educación en el área de Filadelfia.