Meta: Que la educación CTE sea opción de primera clase

This article was originally published in The Notebook. In August 2020, The Notebook became Chalkbeat Philadelphia.

David Kipphut tiene una misión: transformar lo que se antes se conocía como educación vocacional de una opción de segunda clase a una de primera clase que llevará a la prosperidad en Filadelfia.

Esto no será camino fácil en un distrito carente de dinero que le da mayor priori­dad a ir a la universidad. Aún así, Kipphut ha visto bastante progreso desde que tomó las riendas de la Oficina de Educación Vocacional y Técnica (CTE, Career and Technical Education) hace tres años. Entre sus ejemplos favoritos está el programa de soldadura en la Escuela Superior Randolph, que acaba de graduar su primera clase.

Uno de los graduandos enlistó en el ejército para especializarse en reparación de aviones. Otro cuenta con un empleo bien remunerado en el Akers Philadelphia Shipyard después de haber completado su práctica allí exitosamente.

Y un tercero va a asistir a la universidad en Virginia para estudiar manufactura avanzada.

“Por supuesto siempre nos encontramos con gente que dice, ‘Es necesario ir a la universidad’”, dijo Kipphut. “En el mundo de la CTE decimos que la universidad sí es una opción, pero que no es la única”.

Cuando Kipphut (quien antes fue principal) se hizo cargo de la oficina de CTE, encontró graves problemas: cursos sin actualizar, falta de equipo, principales que no apoyaban el programa y una matrícula en decadencia.

Sin embargo, el reto que su equipo enfrentó no fue solamente resolver esos pro­blemas. El reto también incluyó eliminar la imagen negativa de la educación vocacional como un vertedero y convencer a los padres, estudiantes y principales de que la CTE puede expandir las posibilidades en vez de limitarlas.

Todavía falta mucho para cumplir la misión, pero los principales dicen que están pasando cosas buenas.

“Yo les digo a los estudiantes y padres: Esta no es la misma educación vocacional de tus papás”, dijo Toni Damon, principal de la Escuela Superior Vocacional Murrell Dobbins, una de cinco escuelas vocacionales de la ciuda (las otras son Swenson, Randolph, Mastbaum y Saul). “De este programa saldrás listo para la universidad – o para cualquier educación postsecundaria”.

Lo básico: ¿Qué es la CTE?

Los programas CTE son cursos de estudio de tres años impartidos por profesionales con experiencia. Hay programas en 41 “áreas ocupacionales”, que incluyen tecnología de computadoras, ingeniería, arquitectura, diseño, cosmetología, cuidado de niños, salud, y carreras vocacionales tradicionales como plomería y carpintería.

Una meta central es tener experiencia de trabajo en el mundo real. Los estudiantes del programa culinario cocinan para eventos. Los estudiantes de diseño operan talleres de imprenta. Los estudiantes de horticultura trabajan en el Philadelphia Flower Show.

En total, el año pasado se matricula­ron aproximadamente 5,600 estudiantes en 115 cursos de CTE de 40 escuelas superiores del Distrito, entre las que se incluye­ron escuelas de la comunidad, escuelas con admisión a toda la ciudad y escuelas de admisión especial.Algunas tienen solo unos pocos programas; otras ofrecen 10 o más. Todos los cursos de CTE están abiertos a los estudiantes de toda la ciudad.

Una escuela chárter de Filadelfia, la Universal Audenried en el sur de la ciudad, ofrece programas de CTE aprobados por el estado, lo cual la cualifica para recibir fondos federales.

Los estudiantes generalmente solicitan su programa preferido en 8vo grado y entran a la escuela superior ya inscritos en la especialidad, pero los cursos de CTE em­piezan en 10mo grado. Un programa de CTE típico requiere 1,080 horas. Los estudiantes toman exámenes de certificación específicos durante el transcurso del programa y también un examen en su especialidad del National Occupational Competency Testing Institute, o NOCTI, durante el duodécimo grado (lo cual es requisito estatal).

Los programas reciben fondos suplementarios del programa Perkins del Departamento de Educación federal y también ayuda del estado. Los fondos del programa Perkins están reduciéndose en gran parte debido a una baja general en la matrícula del Distrito: de $5.2 millones el año pasado a $4.6 millo­nes este año. El estado aporta $950 por estudiante por año; la propuesta de presupuesto del Gobernador Wolf aumentaría esa cifra a aproximadamente $4,000.

La calidadad varia

Respaldada por un grant de $5.7 millo­nes de la familia Middleton, la oficina de CTE ha estado eliminando programas obsoletos durante los últimos años, mejorando el equipo, mejorando la colección de datos y resolviendo una variedad de problemas. Los fondos Middleton están financiando un nuevo centro de CTE en manufactura avanzada en la Escuela Superior Benjamín Franklin, que abrirá sus puertas en septiembre.

En una evaluación hecha en el 211 se identificaron muchos de los problemas, que incluyen la necesidad de mejor adiestra­miento para los principales. Ahora hay 42 principales certificados en administración de programas de CTE.

Sin embargo, la calidad de cada programa individual todavía varía. Mucho depende de la calidad del maestro, el apoyo del principal, y el clima de la escuela. Kipphut dice que la oficina de CTE está en proceso de tener una herramienta de evaluación para darle una “puntuación” a cada programa, pero que todavía no está disponible.

De todos modos, una evaluación de la CTE hecha por el Distrito en el 2015 mostró varias tendencias positivas:

• El porcentaje de graduación de los estudiantes de CTE es mayor. El porcentaje de estudiantes de CTE graduados fue 84 por ciento, en comparación con 62 por ciento de los estudiantes de toda la ciudad.

• La “brecha de desempeño” racial para graduarse se elimina casi por completo. El porcentaje de graduación de estudiantes de CTE negros y latinos es casi el mismo de los estudiantes blancos y asiáticos.

• Los estudiantes de CTE informan tener mejor experiencia en la escuela. Los estudiantes de CTE informaron haber tenido experiencias más positivas que los estudiantes del currículo regular en áreas como establecimiento de metas y mantener el interés en las clases.

• Los estudiantes de CTE son estudiantes “típicos”. Los resultados positivos del programa de CTE no se deben a haber preseleccionado a los estudiantes de mejor desempeño; los estudiantes que optan por la CTE tienden a ser de desempeño promedio pero con una asistencia mejor que la promedio.

¿Qué necesita mejorar?

Aunque ha habido progreso, los programas de CTE todavía enfrentan obstáculos.

Se necesitan maestros de alta calidad, apoyo de los orientadores y principales, y colaboradores eficaces del sector privado y la comunidad.

El exigente requisito de 1,080 horas, combinado con un mínimo de personal y opciones limitadas de cursos en las escuelas, significa que los estudiantes de CTE que quieren tomar clases como las de Colocación Avanzada (a fin de prepararse para la universidad) o clases de idiomas (especialmente los estudiantes que están aprendiendo inglés, o ELL) van a tener dificultad para conseguir los cursos adecuados.

Debido a la escasez de orientadores académicos y personal de apoyo, el programa CTE no atiende a los estudiantes ELL y de educación especial al nivel necesario.

“No se puede poner a un estudiante autista en un taller de carpintería con otros 23 estudiantes y un solo maestro”, dijo Kipphut. “En el Distrito completo, tengo cuatro auxiliares para trabajar con los estudiantes que tienen necesidades especiales”.

Y quizás lo más importante es que el proceso de reclutar estudiantes para los cursos CTE es ad hoc y disparejo. Las escuelas superiores enfocadas en CTE tienen hasta 10 solicitudes de admisión por cada espacio disponible, mientras que los programas de CTE en las escuelas de la comunidad no tiene suficiente matrícula. El Distrito no tiene los sistemas de datos ni la capacidad laboral para dirigir efectivamente a los estudiantes a todas las opciones disponibles.

“Ese es nuestro reto más grande”, dijo Kipphut. “En los años de escuela intermedia estamos haciendo un trabajo pésimo para informarles a los estudiantes sobre las opciones de carrera”.

Aún cuando los estudiantes muestran interés en una carrera solicitando admisión a una escuela de CTE, no hay seguimiento adecuado para informarle a los que no son admitidos sobre las opciones similares que hay en otros lugares, dijo.

Esa es una razón principal por la que la matrícula en CTE – 56 por ciento de los espacios disponibles cuando él empezó, 70 por ciento actualmente – sigue siendo menos que la meta de Kipphut de un 80 por ciento. La mayoría de los espacios dispo­nibles son en escuelas de la comunidad, aunque la Swenson (enfocada en CTE) ha tenido vacantes en algunos programas, mayormente las vocaciones de construcción y servicio automotriz.

Una de las metas principales de Kipphut es crear un plan “completo” de orientación académica para todos los estudiantes (K-12) que incluya la CTE.

Pero por ahora, el reclutamiento recae mayormente sobre los ya sobreocupados principales y orientadores, entre los cuales varían los conocimientos y el apoyo por la CTE.

“Las escuelas en las que los principales están totalmente involucrados tienen mucho éxito”, dijo Kipphut. Algunos principales son negativamente influenciados por memorias de los días en que los estu­diantes de color eran desviados de ir a la universidad y enviados a clases de taller, dijo él, pero otros ven la CTE como un verdadero complemento a la educación superior.

Por ejemplo, las prácticas de CTE pue­den resultar en trabajos a tiempo parcial que pondrían efectivo en los bolsillos de los estudiantes – lo cual hará que tengan menos probabilidad de abandonar su educación cuando enfrenten cargos de $200 por alojamiento u otros costos inesperados de la universidad. Eso “cambia el juego”, dijo Otis Hackney, principal de la escuela superior South Philadelphia, hogar de ocho programas de CTE que migraron allí en el 2013 de la ahora cerrada Bok Technical.

De igual manera, el estudiante que consigue un trabajo a tiempo completo a través de la CTE estará en mejor posición para ir a la universidad a tiempo parcial, dijo él.

Hackney, como Damon de la Superior Dobbins, tiene una lista de mejoras deseadas, entre ellas programas más flexibles para ayudar a que los estudiantes de CTE puedan conseguir las mejores clases académicas y más apoyo para los estudiantes ELL y algunos estudiantes de educación especial.

Pero mayormente le gustaría que aumentara la conciencia entre el estudiantado sobre la oportunidad que los programas de CTE ofrecen. Llevarles ese mensaje a los estudiantes de escuela intermedia no es fácil. En un open house reciente, Hackney tenía esperanzas de recibir unos 60 estudiantes pero solo se presentaron 20.

De todos modos, él estaba listo con su mensaje. Les dijo, “Si van a la playa de vacaciones, verán tantos carpinteros y plomeros como médicos y abogados. Todos tienen graduados de universidad trabajando para ellos, llevándoles la contabilidad”.