KIPP: Aprovechando el tiempo adicional

Es una de las pocas escuelas chárter en la ciudad con un día de clases y año escolar extendido para ayudar a los estudiantes a tener éxito.

This article was originally published in The Notebook. In August 2020, The Notebook became Chalkbeat Philadelphia.

Son las 3:00pm un lunes, y en toda la ciudad – y el país, realmente – los niños están saliendo de la escuela y caminando hacia sus padres o un autobús.

Sin embargo, no en la Escuela Chárter KIPP West Philadelphia. Aquí, la maestra Josie Santiago camina por un salón que tiene una docena de estu-diantes de 7mo y 8vo grado, ayudándolos con sus tareas de las clases de español, historia, matemáticas y otras materias, o con la vida en general.

“Mírame a los ojos”, le dice a un estudiante como parte de una pequeña sesión de corrección por no hacer su trabajo.

En el salón de al lado, la maestra Amoreena Olaya discute Macbeth con estudiantes avanzados: “Realmente les estamos presentando un reto”, dice ella.

En el resto de la escuela, otros maestros se reúnen con un club de documentales, dan tutorías, preparan a los estudiantes para los próximos exámenes estandarizados del estado, practican con un equipo de marcha, y dirigen una sesión de estudio para estudiantes que se han estado portando mal y necesitan estar en un “lugar tranquilo”. Los estudiantes se quedan hasta las 4:45.

La KIPP es una de un pequeño pero creciente número de escuelas del país que están usando “un horario de aprendizaje extendido”, expandiendo tanto el día escolar regular como el calendario escolar más allá del plazo tradicional, el cual consiste de 180 días que comienzan entre las 8 y 9am y terminan entre 2:30 a 3:00pm.

El itinerario varía en las cuatro escuelas KIPP de Filadelfia – una elemental, dos intermedias y una superior. Pero en general, los estudiantes de las escuelas KIPP pasan nueve horas en la escuela cada día y comienzan las clases tres semanas más temprano de lo normal (en comparación con un día de siete horas en las escuelas del Distrito). La escuela KIPP también ocasionalmente tiene clases los sábados.

“Nosotros lo vemos como una oportunidad para liberar presión”, dice Marc Mannella, CEO de KIPP Philadelphia Schools. “Nuestros estudiantes llegan bastante atrasados. Estamos tomando más tiempo para que recuperen en lectura y matemáticas sin sacrificar arte, música, estudios sociales y educación física”.

Comenzar el año escolar más temprano se considera casi como el equivalente educativo del entrenamiento de primavera para béisbol, ya que ayuda a determinar las necesidades de los estu-diantes y orienta a los nuevos y a sus padres en lo que respecta a la cultura de la escuela.

Unas cuantas otras escuelas chárter, que incluyen las operadas por Scholar Academies, también tienen un día extendido. Las escuelas de Scholar Academies y Mastery Charter Schools también comienzan el año en agosto.

Un estudio en el 2013 hecho por Mathematica Policy Research en 43 escuelas intermedias KIPP del país encontró que los estu-diantes en las escuelas mejoraron con una rapidez mayor que un grupo comparable en escuelas tradicionales de distri-tos. El mismo concluyó que el factor que más probablemente explica esto es el día más largo.

Para Mannella y otros en KIPP, tener el tiempo adicional funciona solamente si se planifica bien y se enfoca en los estudiantes individuales.

“Queremos ver que estamos satisfaciendo una necesidad, no simplemente llenando el día”, dice Santiago, que está en su segundo año en KIPP. Ella fue maestra antes en la Escuela Superior Kensington.

“Cada año es un poco diferente”, dice Mannella. “La mecánica cambia constantemente. Movimos las giras de la escuela superior a los sábados. Las escuelas intermedias antes salían a las 5, pero nos dimos cuenta de que no tenía nada de mágico”.

Mannella dice que la habilidad para experimentar con el tiempo adicional ha comprobado ser valiosa. Sin embargo, esa experimentación también puede ser difícil en escuelas públicas financieramente limitadas como las de Filadelfia.

“En mi observación, a las escuelas les toma un par de años determinar cómo usar el tiempo adicional”, dice Elaine Simon, co-directora del programa de Estudios Urbanos de la Universidad de Pensilvania que trabajó de cerca con la Escuela Superior University City por varios años antes de que cerrara en junio.

La escuela había sido designada como Promise Academy – y por lo tanto tenía un día extendido y clases algunos sábados. Pero, dijo Simon, “No había muchos recursos ni guía sobre qué se supone que hicieran”.

“Fue cuestión de probar qué funcionaba”, recuerda A. J. Schiera, que enseñó estudios sociales en University City los tres años que fue una Promise Academy. Para los estudiantes que aprovecharon el tiempo, “todo funcionó sumamente bien”, dijo él. “Había mucha oportunidad para interacciones de uno a uno”.

Pero para cuando la escuela comenzó a figurar qué funcionaba y qué no, el Distrito decidió cerrarla. Por lo tanto, aunque la escuela University City había comenzado a crear una cultura escolar que apoyaba el aspecto académico, y las notas de los estudiantes estaban mejorando, dice Schiera, “No podíamos construir sobre eso”.

Para uno de los padres de la KIPP, el día y calendario extendido son una bendición en todos los aspectos menos uno: la escuela a veces comienza en su cumpleaños en agosto.

“Inicialmente me parecía una locura”, dice Annette Strickland, que tiene cinco hijos en escuelas KIPP. Como todavía estábamos en medio del verano, “los niños preguntaban ‘¿por qué estamos en la escuela?’”

Pero a ella le gusta que comenzar temprano incluye programas que atraen a los padres a las escuelas y hacen que la familia se sienta como parte de la comunidad escolar.

Ella particularmente valora el día extendido durante el año. “Ha sido fantástico”, dice ella. “Les da el tiempo adicional necesario para aprender”.

Strickland, que está criando a sus hijos sola, trabaja como gerente de esta-cionamiento en el Hospital Delaware County Memorial en Upper Darby. Usualmente ella llega a su casa en el oeste de Filadelfia entre las 4:30 y las 5:00pm después de buscar a su hija menor Alyce, que está en Kinder en la escuela elemental KIPP en la Calle Westmoreland del norte de Filadelfia. Los otros llegan de la escuela intermedia o la superior más o menos a esa misma hora.

Aunque con gusto le gustaría ayudar con la tarea después de cocinar la cena, dice ella, los padres no son substitutos del maestro. “La tarea es larga y detallada”, y ya hace muchos años que ella se graduó de la escuela.

“Yo no he sabido de álgebra y geometría en años”, dijo riéndose mientras esperaba por Alyce en el pasillo de la escuela. “Yo ahí sentada en la mesa con un montón de Xs y Ys? Por favor.

“Mientras menos preguntas tengan, mejor para los padres”, añadió. Con el tiempo adicional en la escuela, “Ellos les pueden explicar a los maestros qué necesitan”.